
(...)
Calladito, calladito (no haga ruido que nos puedes ver)
Te encontré de espaldas medio escondido entre sábanas impregnadas del aroma del deseo de sueños de la tarde. Te encontré bajo nuestro inmenso desierto de magníficos colores.
Te encontré de espaldas medio escondido entre sábanas impregnadas del aroma del deseo de sueños de la tarde. Te encontré bajo nuestro inmenso desierto de magníficos colores.
Tenías un poco de scotch, un poco u-hu y trocitos de tu corazón como papel regados por donde alcanzara mi vista. Era como si hubieses hecho añicos tus dibujos.
Me costó un momento notar que hacías.
Tenías mi corazón en tus manos y con dedicación pegabas los bordecitos levantados, las pequeñas fisuras de los lados, cerrabas esas feas grietas y borrabas cicatrices...
Me senté a tu lado y pareciste sobresaltado
-Era una sorpresa- dijiste algo enojado, estirando la trompa como tanto me gusta.
-Me sorprendes igual - respondí apoyando mi mejilla en la tuya, bajando a tu cuello para luego posarme en tu pecho como una pequeña mariposa nocturna...
-Así será de hoy en adelante - susurraste con ternura dejando mi corazón en su lugar mientras lentamente comenzaba su latir melódico parecido a un suave compás de olas de aurora boreal.
Así siguió latiendo, así seguirá latiendo.
(...)




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