
Era de esas tardes tranquilas donde da la impresión de que nada va a pasar.
Todo te indica que no harás nada...
Hasta que aparecieron ellas en mi puerta.
Mis lindas Damas de las Camelias que venían a por mi, a darme esa felicidad que me falta de vez en cuando.
Nos reímos sin control, sujetandonos la guata para apaciguar el dolor por tantas carcajadas...
Una de mis damas se fue... le preocupa verse hermosa para nuestra próxima junta pero la que se quedo me contó y me hizo ver eso que yo no quería ver. Me dejo la tarde con sabor a chocolate y a recuerdos de esos amores...
Esa pequeña esperanza de que las naves llegaran a Ábaco trayendo consigo una sonrisa de esas que esperan un año y unos días...
Quizá le olvide... pero tu dijiste... "Jamás lo dejaras de amar"




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