
Con pocas primaveras, coqueta, con alergia.
Cada 10 pasos se le cae la calceta derecha y ,como una bailarina delicada haciendo un acto en la acera, la levanta sabiendo que en 10 pasos mas volverá a caer.
Con astucia y la extraña altanería, cambia. Se pone la otra mascara a de mujer indignada, la de perra, la de bataclana, la que toma las nubes de la mano y se la lleva con una maleta a cuestas para evitar los ojos del loco descorazonado que no aguanta la idea de que cambie de pasos, de zapatos, el calzado, que lo tire a la basura, que lo borre de su diario.
Con cinismo la saluda a la distancia pensando que se ganó su perdón.
"Nos espían" y sonríe divertida mirando a su nube enamorada del conquistador de América, de quien se saca los zapatos en la calle, de quien tiene la cicatriz en la cara.
Pero la otra, con sus pocas primaveras, coqueta y con su alergia, se siente enamorada del amor, del amor que no se toca, del amor que se sueña, del amor que le prohiben, del incorrecto, del clandestino. El que se ama en un callejón, tras la puerta de la cocina, en el baño, bajo las sábanas de las camas o que se ama en una pantalla.
Por la noche, media tarde llega cansada, tira todo a la cama, las mascaras, la maleta, las calcetas, las colillas, 30 pesos y todo su rencor.
(¡Que fortuna!)
Exhausta, sin maquillaje y sin rastro del día que ha pasado a marcado un número mágico que sin importar cuantas primaveras, cuan coqueta con cuanta alergia le da alegrías.
Todas las noches enamorada del amor habla con el amor.




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