
Ibamos en el auto y la vi.
-Papá, tienes una pestaña- dije acercando mi mano para sacarla.
-Oye, no, no dejame mi ojo tranquilo- decía él mientras trataba de apartar mis manos.
-Dejame sacarla luego, antipatico- tomé la pestaña entre mis dedos- Pide un deseo.
-Y QUE TAL SI DESEO QUE ME SALGA ARRIBA- respondió mirando el camino con una sonrisa burlona.
Papi, tú y tus cosas...
(Lo subí yo ¿viste?)




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