
-¿Entonces ahora declaras frente a toda la Alameda que te gusta la Cristina?- preguntó la joven riendo de su amigo.
-Umh- refunfuño él mientras sus mejillas tomaban un color rojizo- Creo que si.
Es Cristina, aprovecha.
Francamente, tú entiendes.
Con los pies en la tierra, con la mente en Ábaco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario